ESA MANIA QUE TENGO DE EXTRAÑARTE

ESA MANIA QUE TENGO DE EXTRAÑARTE     Era tan distante la penumbra cuando mis uñas perforaban la epidermis de tus besos que hoy, aquí, en medio del vacío de tu sombra, siento agigantarse la angustia agazapada entre las sábanas resecas. Su figura, hostil y sedienta, se perfuma con la sal que resbala en mis pestañas. Era tan distante la penumbra que hoy, algunos segundos de tu ausencia bastan para sentirme desolada y desvalida. A pesar de esta nada conmovida en un recuerdo, -me diluyo como antaño- entre agonías felices de reencuentros, entre algunos sueños de nortes y sures, entre sumas y restas y, por qué no, entre los polos opuestos en los que aprendí a amarte. Como dije, me diluyo. O sería correcto decir: -me dejo fluir- Pero siempre, siempre, como antaño… Esperándote. Aunque hoy la penumbra no sea tan distante…   licencia de Creative Commons