Desisto
No lucharé más;
depongo las armas y entrego
un corazón cansado,
una sonrisa apagada,
una mirada opaca.
Quedo
con unas manos desgastadas
de prodigar caricias
inventadas sólo para él;
unos labios marchitos
de besar todo su cuerpo
y quedar con sed;
unos brazos agotados
de esperar su encuentro
en cada llegada;
una piel árida que,
después de sentir tanto,
quedó sin calor aletargada. Copyright©2009
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